martes, 22 de enero de 2019

Don Quijote



CARMEN DE LA CRUZ

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Prólogo
¿Llegarías a enloquecer por alguien a quien admiras? En esta historia se muestra algo por el estilo. Te adentrarás en el núcleo de la cultura flamenca, dónde podrás saber un poco más de ella, sobre sus características, etc.

Capítulo 1
En un lugar de Cataluña que cuyo nombre no me quiero acordar, vivía una chica escuchimizada, de pelo castaño como el chocolate, ojos saltones como naranjas y azules como el mar. Se llamaba Cristina de la Cruz. A pesar de su gran belleza había algo que la hacía diferente, especial e incluso un poco rara, le encantaba bailar flamenco y quería ser como Carmen Amaya, un gran bailadora flamenca de raza gitana. Cristina desde pequeña bailaba con su madre, que murió cunado ella tenia 10 años, siguió viviendo con su padre pero murió dos años más tarde por una grava enfermedad. Ella se había criado en el monte junto a su vecino Juan Carlos Iñigo alias el Abuelo. Lo llamaban así porque era el que cuidaba de todos los niños del pequeño pueblo, era el que explicaba historias a los pequeños, los llevaba al parque a jugar, era como el abuelo de todos esos niños, por eso lo llamaban así. Una buena mañana Cristina fue a visitar al Abuelo, que era como su padre porque la crió después de que sus padres fallecieran y Cristina se encontró al Abuelo tendido en el suelo, intentó despertarlo pero no puedo, le tomó el pulso y era nulo, definitivamente había fallecido. Cristina calló en una gran depresión que le hizo perder el juicio, después de que estuviera seis meses encerrada en su casa por fin un buen día salió, estaba diferente, parecía que no era ella misma. Cuando salió gritó a las cuatro vientos que se llamaba Carmen de la Cruz y que era una bailaora de flamenco muy famosa y que iba a la capital de la cultura flamenca, a Sevilla. Cogió su caballo negro llamado camarón, con un pelo negro muy largo y cuatro patas peludas y anchas y empezó a cabalgar en los Prados de amapolas que rodeaban el pueblo donde vivía


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Capítulo 2
Después de horas cabalgando vio un pequeño pueblo, frío y con olor a leña y decidió parar a descansar, el pueblo estaba desierto solo tenía seis casas y una posada, decidió entrar una posada. Al entrar se dio cuenta que era un poco extraña porque no había nadie, en el suelo había una alfombra de un oso y al fondo una chimenea de ladrillos sucia y soltaba una humareda con mucho olor de repente escuchó un ruido y se dio la vuelta. Se encontró a una muchacha un poco mas bajita que ella, morena, con pelo negro, unos pendientes muy grandes, aparentaba tener unos quince años, no muchos más y vestía con una falda larga morada y una blusa blanca un poco sucia. La chica de repente se echó a llorar entonces Carmen la abrazó, después de estar unos minutos abrazadas Carmen decidió hablar con ella. Ella le explicó que era la única mujer en ese pueblo, y que los hombres la trataban fatal, su madre murió hace un año y desde entonces está solo haciéndose cargo de la posada. Se llama Lola Rodríguez y también le explicó que ella tenía un sueño y era ser bailaora de flamenco, pero su familia no la dejaba porque odia la danza y ella desde pequeña bailaba, pero a escondidas. Carmen quedó con la boca abierta, pensativa y sin saber que decir y entonces le vino una gran idea a la cabeza le propuso que se viniera con ella de gira hacía Andalucía y estar aquí una temporada practicando.
Ensayaban día y noche sin parar, preparando coreografías, perfeccionando técnica así cada día sin parar, horas y horas hasta que su cuerpo no pudiera más. Después de dos meses de largo trabajo decidieron retomar el viaje hacía Sevilla.

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Capítulo 3
Empezaron el viaje muy contentas las dos, ya llevaban tres días de camino, cantando, rezando y bailando, no hacían otra cosa, decidieron parar a comer pero de repente en medio del camino se encontraron con un grupo de hombres muy extraños, venían con intenciones de atacarlas, no paraban de perseguirlas, ellas desesperadas echaron a correr sin rumbo, no sabían que hacer hasta que a Lola se le ocurrió una gran idea, le explicó a Carmen que a los hombres les gusta mucho que las mujeres bailen para así seducirlos entonces decidieron ponerse a bailar, Carmen no estaba muy convencida ya que eran unos hombres un poco extraños porque eran muy peludos y aparte su pelo no era negro, era rizado y blanco, lo tenían por todo el cuerpo, parecían nubes. Después de una hora bailando los hombres cayeron como plumas dormidos entonces ellas pudieron seguir con el viaje.

Llegaron hasta una ciudad exactamente llegaron a Teruel, ellas muertas de hambre pidieron doce platos cada una de garbanzos, parecía que no hubiesen comido nunca, cuando acabaron se dieron cuenta de que no tenían nada de dinero para pagar y entonces decidieron salir corriendo de aquel lugar, los dueños las empezaron a perseguir y finalmente las alcanzaron, ¡por poco las meten en el calabozo! Llegaron a un acuerdo con los dueños, se tuvieron que quedar durante tres semanas a baila cada día por las noches y a limpiar el bar durante el día, así se pagarían la deuda y podrían llevarse algo de dinero para el viaje. 
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Capítulo 4
Después de tres semanas trabajando en el bar decidieron retomar el camino porque ya habían ganado 500 mil pesetas, eso era una barbaridad y realmente lo era. Se montar encima de Camarón y siguieron galopando día tras día hasta que llegaron a Ciudad Real muertas de cansancio durante un mes cabalgando y por fin decidieron darse el lujo de dormir en una cama en condiciones y no en el suelo y así también poder reponer comida y agua. Mientras daban una vuelta a la ciudad vieron una especie de palacio con banderas, pensaban que era de un rey o algo por el estilo, entonces decidieron mejor no entrar ya que es de mala educación entrar a casas ajenas y además si son de a realeza. Finalmente encontraron un hostal, muy bonito por cierto, era todo de color azul cielo y beige, con flores pintadas por las paredes, relojes que parecían ser de oro y un mostrador con un joven muy bello y apuesto, las dos quedaron enamoradísimas de aquel joven. Estuvieron toda la tarde hablando con el joven se llamaba Gabriel Jiménez conocido en el pueblo como G.J. les explicó que no tuvo una infancia bonita ya que sus padres lo abandonaron en un río, pero una pareja que paseaba por ahí lo cogió y se lo quedó, lo cuidaron, lo mimaron, le dieron una educación, en resumen todo lo que un niño puede querer y ahora son los vecinos de enfrente del hostal a los que llama papá y mamá. Las dos emocionadas por esa historia tan bonita decidieron irse ya a dormir porque estaban muy cansadas y cogieron escaleras hacía arriba hacía su aposento. Las dos mujeres estuvieron hablando que el chico les parecía precioso y que querían quedarse una noche mas en el hostal porque era muy bonito y cómodo y así para darse un baño y descansar mejor sin prisa. A la noche siguiente Carmen estuvo en vela toda la noche, Lola ya se había quedado dormida y Carmen decidió ir al cuarto de G.J. se puso su ropa mas atrevida y se dirigió a la habitación. G.J. estaba despierto por suerte y nada más picar a la puerta él la agarro por la cintura, la besó y se pusieron manos a la obra. A la mañana siguiente Carmen rápidamente se dirigió a la habitación y se encontró a Lola con otro hombre en la cama, después de que el hombre se marchara se lo contaron todo una a la otra, el otro hombre lo llamaban A.J y era el primo de G.J., lo llamaban así porque se llamaba Alberto Jiménez. Ese mismo día partieron hacía Sevilla.
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